¿Alguno de ustedes alguna vez vio claramente las noticias o se preguntó cuántas mujeres son maltratadas, abusadas, violadas, golpeadas y asesinadas cada minuto? O lo peor, ¿Cuántas mujeres en nuestras familias están pasando por algo así?
Es un caso alarmante. Las cifras en Latinoamérica van en aumento. Ocho de cada diez mujeres son maltratadas física y psicológicamente; seis son golpeadas; 4 son violadas y una, una de cada diez es asesinada. Y nadie hace nada al respecto. Aunque en los últimos años se han creado instituciones para la protección y apoyo a la mujer, de qué nos sirve si en la mayoría de los casos son ellas mismas quienes no se atreven a denunciar a sus agresores por diversos factores, entre ellos el miedo.
Otros de los motivos un poco más complejos voy a compartirlos mediante dos anécdotas de mujeres muy cercanas a mí.
La primera y muy lamentable es de una mujer joven, inteligente y muy hermosa que a sus 18 años quedó embarazada y pese a los consejos de amigos y doctores decidió tener a su hijo. Pasó como muchas jóvenes de relación en relación tratando de encontrar el “chico ideal” hasta que por fin lo encontró. Un hombre simpático, dedicado a las armas. Ella creyó firmemente en él y al poco tiempo se mudó a su lado. Al principio de su relación - y es aquí donde se debe poner más atención- discutían por cualquier cosa; se decían groserías y por momentos no se soportaban. Ella pensaba que era parte de la relación discutir. Los celos de ambas partes eran incontenibles. La inconstancia de él, la falta de respeto y cariño eran intolerables. Pero esta chica seguía creyendo que estaba enamorada. Hasta que quedó embarazada y en una noche de alcohol y típica discusión él la golpeó muy fuerte, la agarró del cuello contra la pared y la lanzó contra las escaleras. Al poco tiempo de eso perdió al bebé. Sin embargo y viendo la claridad de los hechos no entraba en razón, seguía con ese hombre. No escuchaba a sus hermanas ni a su madre y quedó embarazada de nuevo. Un embarazo difícil, lleno de amarguras y lágrimas. Ahora que el niño tiene 2 años me entero que las cosas están peor. La sigue golpeando, como a un hombre en el ring. Con patadas y puñetes. Me dolió mucho saber esto y un día le pregunté ¿Por qué dejas que siga maltratándote? ¿Por qué no lo denuncias? ¿Por qué no lo dejas? Y saben que me respondió: Si lo dejo, ¿Quién va a querer a una mujer con 2 hijos de hombres diferentes?
No es justo!! Soportar tanto dolor, tanta amargura por temor a quedarse sola. Como si no hubiera más personas, personas buenas por conocer. ¡Como cayó el autoestima de esta mujer a tal punto de no valorarse ella misma!, de creer que ya nadie va a fijarse en ella. No le importa que sus hijos crezcan en un ambiente hostil e inestable. No es buena madre la que se une a un hombre para darles una “imagen” paternal a sus hijos. Es buena madre la que se sacrifica y lucha por defender a sus bebés de este tipo de cosas. Por apartarlos del grito, del insulto, del golpe y el maltrato, porque estos niños crecerán con la misma idea y harán con sus mujeres exactamente lo mismo.
Desafortunadamente no se puede ayudar a quien no quiere ser ayudado.
Ahora me pregunto ¿Cuánto tiempo más deberá pasar para que esta mujer entre en razón? ¿Acaso esperará que mate a golpes a uno de sus hijos? ¿O que la mate a ella?
¿Qué se puede hacer? Me siento impotente. Deberían emprender más campañas contra el abuso intrafamiliar, concientizar a las mujeres, darles apoyo psicológico. Incentivarlas para que denuncien estos casos y que las autoridades hagan y cumplan con su trabajo. Creo que ese sería el paso para erradicar la agresión física y verbal contra la mujer.
La segunda anécdota es de una chica que adoraba su libertad. Le encantaba salir con sus amigos a beber unas cervezas y escuchar buena música. Pero en realidad lo hacía porque tenía un dolor y un vacío tan profundo en su corazón que no podía llenarlo con nada. Lo que esta chica sabía pero no quería aceptar era que no solo la bebida sino sus “amistades” le estaban haciendo daño. Sus padres sufrieron mucho tratando de ayudarla, pero era imposible. Y como dicen “Nadie aprende de errores ajenos sino de los propios”, pues a esta chica le tocó aprender de la manera más cruel.
Un día entre esas salidas, uno de sus supuestos “amigos” le puso un sedante a su bebida. Se la llevó a un motel de mala muerte, abusó de ella y la dejó ahí, drogada, dormida y desnuda con la puerta del cuarto abierta. Y como si fuera poco se llevó sus zapatos. De no haber sido por la camarera del motel quien sabe qué cosa peor le hubiera ocurrido a esta mujer. Cuanto dolor!!! Y como si no bastara la angustia de una mujer abusada por un desgraciado, cuando fue al hospital para ser asistida el GUARDIA no quería dejarla entrar hasta que esta, en su desesperación gritó en frente de todas las personas que se encontraban ahí “Acaban de violarme y necesito un médico”. ¡Qué horror! Es imposible imaginar ese dolor, esa vergüenza. Y para empeorar las cosas, en ese hospital público no había ningún medicamento para tratar este tipo de emergencias, es más, el doctor que la atendió estaba tan asustado como ella!
¿Por qué todas las mujeres tenemos que ser blanco fácil para este tipo de degenerados? ¿Por qué no podemos disfrutar de una salida a una discoteca o a un bar sin sentir la constante amenaza masculina? ¿Acaso no tenemos los mismos derechos? Maldito MACHISMO!!! Entonces que piensan decirnos a todas, ¿Qué no podemos vestir sexy porque los provocamos? ¿Qué no podemos salir a beber porque nos exponemos? ¿Qué no podemos bailar porque los incitamos? BASTA!! Debemos sentirnos seguras de hacer lo que queramos, vestirnos como queramos y salir cuando queramos sin sentirnos amenazadas. Un estúpido ignorante que se enteró de la situación de esta chica dijo ¡que ella se lo había buscado por salir! ILUSO. “NINGUN HOMBRE TIENE DERECHO DE ABUSAR DE UNA MUJER POR MAS LOCA QUE SEA, POR MAS SEXY QUE SE VEA O POR MAS QUE ESTA BEBA O SALGA A BAILAR CON SUS AMIGAS”. ¿Cuántas mujeres deberán ser violadas para que las autoridades tomen conciencia? ¿Qué está sucediendo con nuestra sociedad? ¿Hasta dónde piensan llegar nuestros gobiernos con tanta palabrería y demagogia política? ¿Sabías que si vas a denunciar a la comisaria de la mujer sobre un abuso o en el caso de la chica de una violación tienes que llevar pruebas, testigos y que esos malditos agresores también testifiquen? Así es. La mayoría de los casos desisten por falta de “pruebas contundentes”. Entonces tenemos que decirles a los violadores o agresores “Espera, déjame tomarte una foto antes que me violes o me golpees, o que te vea alguien para que me crean en la comisaria de la mujer”. Es una MIERDA!!.. Tienen que centrarse en lo que se vive a diario porque nadie está exento de nada. Hoy es esa mujer terriblemente golpeada por su marido o esa chica estúpidamente violada por su “amigo”. Mañana puedes ser tú. Y ¿Qué vas a hacer? ¿A quién piensas acudir? PIENSALO!!